Fuente: Kirsis Díaz/Diario Libre
En 20 minutos, Nehemías, de 17 años, cuenta la experiencia de su vida como vendedor de sustancias controladas. Habla de bandas, tiroteos, muertes, homicidios en los que estuvo implicado y de la forma muy particular en que mujeres le ofrecían su cuerpo a cambio de cocaína y marihuana. 
  *El nombre del niño ha sido cambiado para proteger su identidad.
Eran hombres que llevaban los pampers y la leche de los niños para conseguir su consumo del día o el de la semana, embarazadas, menores, delincuentes y hasta cristianos que luego de verlos predicar en las esquinas, acudían al punto con megáfono y biblias en las manos.
Nehemías, se inició en las drogas a los 14 años, por recomendación de un amigo de su edad, comenzó consumiendo marihuana. Lo hacía para evadir su realidad.
En los últimos 12 años, solo en el Distrito Nacional y la Provincia Santo Domingo, las autoridades han  apresado 4, 906 menores involucrados en  venta y distribución de sustancias controladas.   Son menores con edades entre 7 y 17 años, principalmete del sexo masculino, que de acuerdo a representantes de la Policía Judicial Especializada, la venta y distribución representan los principales motivos de las aprehensiones. 
¿Qué tipo de problemas tenías a los 14 años? 
– La familia mía, se refiere a su padre y abuelo, con quienes residía,  no  me aceptaba. Yo era un niño necio, no quería estar en la casa, era malcriado. Y por eso no me aceptaban. Me decían: ¡tú lo que eres es un drogadicto! Yo me sentía mal y me iba a consumir.
Para conseguir la droga, pedía, robaba y atracaba.
-Los compañeros me decían, tú quieres llegar allí, ven toma, me daban un arma y atracábamos. Atraqué más de veinte, reflexiona en voz baja. Dos de ellas perdieron la vida en esos atracos, detiene el relato.
-Yo estaba tan drogado, me sentía como en otro mundo, prosigue. Ellos se pusieron tercos, eran como medio tigüeres y me dijeron: ¡tú no me vas a quitar na! y ¡pan, pan!, los maté, actué antes que ellos lo hicieran, luego me llevé su motor.
No era la primera vez que mataba. A esta edad, ya formaba parte de Naciones. Una peligrosa banda, que se encuentra presente en diferentes puntos de República Dominicana.
-Yo era el ángel negro de Naciones. Solo me llamaban para problemas, cuando había que quitarle la vida a la gente, pero yo siempre estaba drogado. Sus manos se tornan frías y temblorosas al recordarlo.
¿Por qué tiemblas?
Por las cosas malas que hice. Maté gente, yo le daba puñalada y me iba. Llegue a «averiar» como siete, ocho o más, no te sé decir, sé que eran miembros de bandas contrarias.
Estos sucesos, aumentaron el consumo de Nehemías… Era demasiada carga para su corta edad.
-Si no fumaba, no comía, la consumía todos los días. Eso era como parte de mí, de mi vida, manifestó el adolescente marcado de tatuajes y heridas de machetazos.
En muchas ocasiones, intentó abandonar la adicción pero su instinto le rebatía: Yo intentaba pero las sustancias me llevaban una y otra vez, ven consúmeme, ven, oía siempre esa voz, eso es fuerte, es difícil controlar tu mente, insiste.
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Nehemías se dio cuenta que vendiendo estupefacientes, no tenía que pagar para consumir. Como jefe de punto, podía comprar, vender y suplir su adicción. Como era inteligente en matemática, así se define, sabía que le podía ir bien en el trabajo.
Y es así, como a los 15 años, este jovencito trigueño, de buena estatura y pelo crespo, ya dirigía uno de los puestos de droga más concurridos por donde residía, San Cristóbal, ubicado al sur del territorio dominicano.
-Había un tiguere allá, él era mayor de edad, el usaba los niños para vender sustancias, el amigo mío me llevó donde él y me dijo, toma te voy a dar un kilo de cocaína y un cuadro de marihuana, tu eso lo vas a vender y cuando lo vendas, me das el por ciento. Yo le pagaba a mi amigo y este le pagaba a él, así inicié.
-Iban de todos lados. Yo tenía como algunos 50 clientes mal contado, fijo, que iban todos los días. Yo me ponía aislado en el monte.
Allí entre árboles y matorrales, Nehemías, percibía dos mil y diez mil pesos por día, en ocasiones nada, sin embargo, algo le quedaba claro: que al cerrar el mes, su ganancia estaba asegurada.
-Yo vendía 25 gramos de perico (cocaína) que es a 700, marihuana hasta 200 gramos que es a 60, me iba bien, destaca el menor.
¿Cuánto ganabas exactamente?
Vamos a ver, si yo compraba hasta seis mil pesos de sustancias y le podía sacar el doble o el triple en un día, entonces, en una semana yo tenía que hacer más de 50 mil pesos con esa sustancia, calculó rápidamente el adolescente.
Entre tiroteos y huidas de las autoridades antinarcóticas y policiales, Nehemías, evitó en varias ocasiones ser aprensado.
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Según informes de la Policía Judicial Especializada de Niños, Niñas y Adolescentes, desde el 2002 hasta el 2013, la droga, fue el segundo delito más común, por el que los adolescentes con edades entre 13 y 17 años, fueron detenidos por la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) y la Dirección Central de Antinarcóticos de la Policía Nacional (DICAN), en el Distrito Nacional y la Provincia Santo Domingo. El primero fue el robo.
«Vienen en su gran mayoría por venta y consumo, con un diagnóstico médico, la nota informativa de lo que ocurrió, acta de arresto y de registro de personas», explica Yudelka Gómez Ulloa, encargada del Departamento Legal de la Policía Judicial Especializada.
Conforme a detalles de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), en los últimos cinco años (2009-2013) de 612 menores apresados por esta causa en esta demarcación, 592 correspondían al sexo masculino y 20 al femenino. A estos les ocupó, 3, 804.7 gramos de sustancias controladas, siendo la marihuana la más decomisada (2, 436.3 gramos).
«Esos menores han sido apresados mediante operativos y fueron encontrados en fragante delito», expresó Miguel Medina, relacionista de la DNCD.
Pero la implicación de menores en droga, no solo está presente en la capital dominicana. De acuerdo, a datos estadísticos de la Dirección Central de Antinarcóticos de la Policía Nacional (DICAN), de 7, 527 que detuvieron con droga en 2013, 307 correspondían a arrestos de menores con edades entre 7 y 17 años, ubicados en diferentes puntos de drogas del territorio nacional.
Según declaraciones del coronel Carlos Fernández Valerio, jefe del DICAN, casi la totalidad de los 307 menores aprehendidos por esa entidad en 2013, estaban involucrados con la venta de estupefacientes. Una cifra que asegura, no representa la cantidad real de adolescentes implicados en este mundo, pues estos solo son los detenidos.
«Son menores que hemos encontrado vendiendo, no consumiendo. Nosotros sometemos al que encontramos con droga, pero hay varios jovencitos, niños como nosotros decimos, «vaqueando» puntos de droga, léase, informando simplemente, con un radio de comunicación en la entrada de un callejón, cuando la Policía se acerca a decomisar un punto, esos no tienen droga pero igual están haciendo una tarea asociada a la venta y distribución de estupefacientes», explicó.
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Lugares utilizados para la venta de droga
Los puntos de drogas normalmente se colocan en lugares abiertos como casetas, canchas, terrenos abandonados, montes, debajo de una mata o grada. Son zonas que tanto menores como adultos utilizan para vender las sustancias controladas.
También existen los puntos cerrados, que son residencias o establecimientos, en los cuales para entrar y decomisar la Policía, debe tener la orden de un juez. De estos también los pequeños jefes de punto, hacen uso.
La comunidad, una aliada del microtráfico 
El mayor obstáculo que con regularidad encuentra la Policía para el combate al narco y microtráfico, se encuentra en los barrios.
«La comunidad a veces se involucra, defienden a los narcotraficantes, lo encubren y cuando usted va a tirarse a un punto de droga, le sale todo el mundo encima», expone el coronel Valerio.
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Muchos de los amigos que vendían y consumían drogas con Nehemías, se encuentran muertos o cumpliendo condenas en las cárceles del país. Y es que la venta y distribución de drogas narcóticas representa en el artículo 339 de la Ley 136-03  del Código del Menor, uno de los motivos por el que un menor puede ser privado de libertad en República Dominicana.
Esto es algo que a Nehemías, le queda claro, y por eso decidió hace tres meses, abandonar las drogas y la calle y retomar los estudios que dejó en séptimo grado, desde un centro de recuperación para menores.
«Ahora yo veo los problemas que deja las drogas y la calle, pero quiero salir adelante, y tengo toda una vida y mi juventud que es lo más importante, si me propongo, ¡sé que puedo llegar a ser Presidente! Concluye el joven que desde su infancia dice arrastrar problemas mentales…

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