Fuente: Kirsis Díaz/Diario Libre

Tomó pedazos de restos humanos para llevarlos a su vivienda, de estos había por todos lados; Dulce Martínez intentaba, entre la lluvia, identificar el cadáver de sus dos hermanos y primo, pero sólo veía las partes de los individuos entre los escombros del avión y la maleza.

“Ahí mismo quedaba el riíto, Río Verde en el que cayeron pedazos de ellos, ninguno se conocía… fue un momento desesperante”, recuerda Dulce.

Transcurría la mañana del lunes 12 de enero de 1948 y la mujer, para entonces de 20 años, relata que al enterarse del fatídico accidente ocurrido el domingo en un viaje de retorno desde Barahona hasta Santiago, donde perecieron 32 personas, incluido el equipo completo del Santiago Baseball Club del que sus familiares formaban parte, se trasladó al paraje Río Verde, sección Jagüey, Yamasá, donde aconteció la tragedia.

No creía lo sucedido. La noche antes estuvo conversando “en franca camaradería” por varias horas con un grupo de jugadores, una parte que amaneció en su casa ubicada en la calle Máximo Gómez (antigua Las Damas) con avenida Antonio Guzmán, en Santiago, donde residía junto a sus hermanos Aquiles y Antonio (Toñito) Martínez y cinco peloteros que vivían en Santo Domingo, y acostumbraban a viajar cada sábado para unirse al equipo, durmieron en el hotel Mercedes, a pocos metros de su residencia.

Sentados en la acera en la puerta de aquel domicilio, haciendo chistes y contando anécdotas hasta medianoche, hablaron sobre la importancia del viaje que realizarían.

“Bueno muchachos es tarde ya, debemos irnos a acostar, tenemos que meterle dos juegos a la gente del sur para mantenernos invictos”, proclamó Pedro –El Grillo- Báez, tercera base y mánager del equipo, recuerda la señora.

Loro Escalante, Mimo Estrella, Bombo Ramos, Yeyo Hernández y Toñito Martínez, entre otros jugadores comenzaron a desfilar. Al amanecer se trasladaron al aeropuerto ubicado en la avenida Bartolomé Colón con Padre Las Casas, en Santiago, norte dominicano, de donde partieron hacia Barahona, lugar en el que jugarían un doble partido contra Las Estrellas del Sur, el cual según cuenta la historia perdieron en el primer juego y consiguieron la victoria en el segundo, con score de nueve carreras por dos.

El periódico La Nación recoge parte de esta información. Sin conocimientos del accidente, el 12 de enero publicó un cable firmado por el periodista Mario Padilla, en el que informó sobre el triunfo de Las Estrellas del Sur. El juego se produjo a las 9:30 de la mañana, con el apretado score de 4 carreras por 3, tras un movido partido que se prolongó en extrainnings hasta el décimo.

Para ese primer juego, el equipo fundado en enero de 1933, se planificó para salir de madrugada, pero Aquiles, considerado uno de los jugadores más importantes de la selección, no aparecía, se había quedado dormido. De acuerdo con el relato de su hermana, no tenía muchos deseos de asistir y fue el mayor de los hermanos, Horacio Martínez, quien lo buscó e insistió para llevarlo al aeropuerto.

Ambos partidos formaban parte del Campeonato Nacional de Béisbol Amateur, que se había iniciado el domingo 28 de diciembre de 1947 con la participación de seis equipos. El “Santiago BBC” debutó ganándole al “Escogido Mocano” en un juego matutino y empató en el vespertino. Se calcula que más de diez mil fanáticos asistieron a presenciar el doble choque inaugural.

Eran jóvenes de entre 20 y 30 años. Algunos, como Toñito, quien no durmió la noche previa al vuelo, dando vueltas en el patio de su casa, contaban ya con esposa e hijos. La tristeza fue tan grande para los Martínez que la madre de los hermanos peloteros falleció una semana más tarde afectada por la presión alta.

El suceso tardó en confirmarse en los medios

Aunque la tragedia ocurrió alrededor de las seis de la tarde del domingo, la noticia se confirmó en los medios de comunicación, periódico y radio, el martes 13 de enero. El lunes el periódico La Información publicó en primera plana: “Un avión de la CDA ha desaparecido en la tarde de ayer en la Cordillera Central”. En el subtítulo señalaba: “Ignórase hasta ahora si ha hecho un aterrizaje forzoso”. En las páginas del diario La Nación se comunicó que vecinos de la zona vieron el avión estrellarse entre los árboles. La primera información hablaba de 30 muertos.

“Después de recibir esta información, estuvimos nerviosos, pendientes de si tenía o no veracidad. Desdichadamente, la noticia luego se convirtió en realidad”, destaca un escrito del referido diario que conserva el Archivo General de la Nación.

El diario destaca que durante la búsqueda del avión hubo que caminar durante aproximadamente 45 kilómetros por intensas malezas, lo encontraron totalmente destrozado confundido entre los restos de las víctimas. Los residentes en la zona destacaron alarmados que el avión chocó primero con uno de los árboles, perdió el ala izquierda y tras caer no se incendió.

Es la primera y única tragedia aérea en el mundo que registra la muerte de un equipo completo, según investigaciones del cronista deportivo Rafael Baldayac.

Los 18 peloteros, directivos del equipo y acompañantes, entre ellos un periodista, viajaron en un bimotor Douglas identificado como H-I-6 de la hoy extinta compañía estatal Dominicana de Aviación (CDA). Se trató de un avión de carga al que hubo que adaptarle los sillones. Otra aeronave, trasladaría a un grupo de fanáticos que se interesaron en viajar a Barahona para apoyar al Santiago BBC.

Al finalizar el segundo partido, ambos aeroplanos partieron desde Barahona hacia Santiago, uno de ellos llegó sin contratiempos, el otro se estrelló en las montañas de Río Verde. Los archivos del diario La Nación destacan que el síndico de la zona comunicó por telegrama que habían encontrado “horrorosamente destrozados” 20 cadáveres, uno de ellos, el del copiloto Ramírez Duval, hallado dentro de los restos del motor.

La causa del accidente

Comenzaba a oscurecer y existen versiones de que varios de los directivos del equipo le manifestaron al piloto que era tarde para salir hacia Santiago, no obstante, decidieron emprender el vuelo. A la fecha, la causa del accidente no queda clara. Se dice que en el trayecto se toparon con un mal tiempo, el piloto Ramón María Hernando tuvo muchas dificultades y perdió la ruta. Otros manifiestan que piloteó la aeronave estando “borracho”.

“Enrique Lantigua, apodado ‘El Mariscal’, uno de los principales jugadores del equipo, decidió no montarse en el avión alegando que tenía un compromiso en la capital, donde vivía y tenía su compañera sentimental. Hizo el viaje por tierra y fue el único del equipo que se salvó”, destacó Baldayac.

De acuerdo con el historiador deportivo Cuqui Córdova, la razón de que El Mariscal no se montara en el avión se debió a que durante el trayecto a Santiago hubo mucha turbulencia por lo que pensó que si llegaba con vida a Barahona, regresaría en carro.

Lantigua debió recorrer en un carro de la línea Studebaker, 341 kilómetros desde Barahona hasta Santiago durante algo más de cuatro horas.

“La información que tenían en su casa es que habían muerto todos los del avión, cuando llegó encontró a todos llorando y preguntó qué pasaba, fue cuando se dio cuenta de que el avión se había caído”, indicó Córdova.

Algunas crónicas narran que el mariscal, se negó a viajar en este medio de transporte porque tuvo una premonición que le anunció la tragedia. Este dato aparece en el tráiler de la película La tragedia de Río Verde, programada para estrenarse en este mes.

El filme también recrea un compartir que sostuvieron algunos jugadores en el Centro de Recreo de Santiago, mientras a otros no les permitieron la entrada porque se trataba de un club elitista.

No era la primera vez que viajaban. El libro de ensayos La tragedia de Río Verde, destaca que tras la celebración de la fiesta de año nuevo y como parte del citado campeonato, prosiguió el torneo el domingo 4 de enero de 1948, le correspondió a Santiago viajar a La Romana, para enfrentarse al equipo “Papagayo”. Por lo largo del trayecto, la directiva del Santiago decidió fletar un avión de Dominicana de Aviación cuyo costo era de RD$400.00 por el viaje de ida y vuelta.

Dada esta experiencia no había que temer, sin embargo, varios de los que compartieron los últimos momentos con los miembros del Santiago, narraron que al parecer algunos de estos presintieron algo extraño. Manifestaron que no querían regresar esa tarde oscurecida y que sentían el ambiente pesado, uno de ellos fue Ramón Bombo Ramos, quien en un momento no quiso montarse en el avión alegando que se le había quedado un reloj, pero lo esperaron.

El periódico La Nación en principio manejó el dato de que Bombo Ramos y Enrique Lantigua habían sobrevivido a la tragedia aérea. Indica que Ramos perdió el vuelo al tener que volver al hotel en busca de su equipaje. Más adelante destaca su desaparición.

Los cadáveres fueron sepultados en una fosa común en el mismo sitio donde ocurrió el accidente. Posteriormente en 1954 los restos fueron exhumados y los trasladaron al cementerio municipal de Santiago, donde descansan en un panteón situado cerca de la entrada del camposanto. Lantigua falleció en 1985 de un infarto cardíaco.

Fueron declarados dos días de duelo en Santiago; nueve días de duelo deportivo, en los que se prohibió toda actividad deportiva y el 14 de enero, a través del decreto 4888, día de duelo nacional. Durante unas dos semanas los periódicos publicaron mensajes de condolencias, mientras las muestras de dolor se mantienen hasta hoy, cuando todavía la Asociación de Cronistas Deportivos de Santiago, recuerda cada 11 de enero la tragedia de aquellos excelsos deportistas del béisbol amateur
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