La desinformación ciudadana y negligencia hospitalaria, son el talón de Aquiles en casos de muertes por Rabia en el país

Aunque en  en varios países de la región son pocos los casos registrados de Rabia, detener su transmisión sigue siendo un desafío en naciones como Bolivia, Guatemala, Haití y República Dominicana.

A pesar de que esta enfermedad vírica infecciosa puede prevenirse con la vacunación canina, a finales de 2018, en República Dominicana se llevó a la tumba otra vida. Esta vez un niño de cinco años se sumó a los tres decesos ocurridos en ese período por este mal.

Tanto para el exdirector del desaparecido Centro Antirrábico Nacional Ruddy Vásquez Rondón como para el epidemiólogo José Sehuoerer, los casos de rabia humana que se están presentando en el país evidencian una grave falta de vigilancia y de debilidad en la aplicación del protocolo para el manejo de la enfermedad. 

Melvin Gonzales Batista falleció a los nueve días de ser ingresado en el Hospital Robert Reid Cabral donde permanecía con un coma inducido tras ser diagnosticado con rabia.

Eran las 3:30 de la tarde, hora de visita y transcurría el séptimo día de su ingreso en el referido centro asistencial. La madre, Leiby Batista, esperaba nuevas noticias del estado de salud de su hijo. En la habitación que compartía con otras personas, se le ve recostada en un banquito mientras una lágrima corría por su mejilla.

En el relato sobre el origen del suceso se percibe desconocimiento sobre la enfermedad así como un mal manejo por parte de los médicos que le dieron asistencia.

Mi hijo no hubiera estado acostado en esa cama si esa doctora le hubiera puesto la vacuna de la Rabia, cómo yo iba a saber que la llevaba, ella solo me preguntó si él tenía todas sus vacunas puesta y yo le dije que sí, pero por qué me hace esa pregunta si la vacuna de la Rabia no está dentro del esquema de vacunación”, dice en sus primeras palabras.

Leiby Batista, madre del menor hospitalizado en el Robert Reid Cabral tras ser diagnosticado con Rabia, salió de la habitación donde se encontraba para hablar con O Investigación.

El niño se encontraba sentado en una acera frente a su casa, ubicada en Pedernales, suroeste del país, comiendo un “muslo de pollo” cuando fue atacado por un perro que le arrebató el alimento. La madre, según dijo, de inmediato lo llevó al Hospital Dr. Elio Fiallo para que recibiera las atenciones de lugar. Fue cuando la doctora que la recibió le preguntó si el menor tenía las vacunas al día.

“Le lavó la mano que recibió la mordida con un suero para quitarle la sangre, le puso yodo, una venda y le untó una crema, pero no lo inyectó”, precisa.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el lavado inmediato y a fondo de la herida con agua y jabón después del contacto con un animal sospechoso es fundamental y puede salvar vidas, pero también recomiendan aplicar la vacuna.


“Cómo entender que un médico de ese hospital, que debe estar informado y alerta ante mordedura de perros, no pensara en vacunar de inmediato a ese niño”, señaló el ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez Cárdenas.

La declaración fue ofrecida a un medio local en las que admitió existe un mal manejo hospitalario ante la rabia.

Leiby Batista explica que partió con su hijo a su casa, pensando que había hecho lo que la situación demandaba, pero no fue así. Diez días después escuchó un personal de Salud Pública en una guagua de las denominadas “anunciadoras” decir: todo el que sea mordido por un perro debe recibir de inmediato la vacuna de la Rabia.

No perdió tiempo, asegura, y salió a ponerle la vacuna a su hijo, pero al mes el menor comenzó a presentar los síntomas.

“Le comenzó a dar fiebre y vómito. Lo llevé al hospital el mismo día. Le pusieron dramidon y acetaminofén. Le encontraron amigdalitis. Ya no quería comer. Se puso agresivo, tiró el plato de la comida y me decía que yo era un demonio. En la noche ya no podía hablar ni sostenerse”, continua detallando en su relato.

Es cuando en el referido hospital provincial le recomiendan trasladarlo al centro de salud Robert Reid Cabral situado en Santo Domingo. Del lugar salieron en una ambulancia por la que debieron pagar RD$5,000 por echar combustible y por los servicios del chofer.  Eran las 2 de la madrugada y la condición del menor de extrema emergencia.

“Tenía acceso a esa hora al combustible del hospital y dijo que ponía el combustible del tanque del Sindicato y le entregó RD$2,000 al chofer para el regreso, pero el Hospital estaba listo para referir”, argumentó el director del Servicio Nacional de Salud (SNS), Chanel Rosa Chupani, en un intento por aclarar lo sucedido en torno al traslado del menor.

El niño fue ingresado en el hospital capitalino, alrededor de las 7 de la mañana. Allí los galenos le hicieron una prueba que enviaron a Atlanta, Estados Unidos, que dio positivo al virus de la Rabia. Fue enterrado el último día de 2018.

Una historia similar de no apego al protocolo de atención médica en caso de mordeduras de animales es la que presenta la familia de otro niño el cual falleció tras haber sido agredido en abril pasado por un perro también en la provincia de Pedernales, donde han ocurrido tres de los cuatro fallecimientos que registró 2018 por esta causa.

Los perros, el principal peligro para adquirir la enfermedad

De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la rabia es una zoonosis (enfermedad transmitida al ser humano por los animales) que se propaga a las personas normalmente por la saliva a través de mordeduras o arañazos.

También puede haber transmisión al ser humano por contacto directo con mucosas o heridas cutáneas recientes con material infeccioso, generalmente saliva. La transmisión de persona a persona por mordeduras es teóricamente posible, pero nunca se ha confirmado.

Aunque es raro, también se puede contraer la enfermedad por trasplante de órganos infectados o inhalación de aerosoles que contengan el virus.

El perro es el principal transmisor de la rabia hacia los humanos y muchas poblaciones todavía están en riesgo de contraerla debido a la existencia de caninos domésticos y que viven en las calles que no han sido vacunados. En el territorio nacional es común verlos deambulando en las calles.

“La rabia afecta todo tipo de mamíferos siendo más común en los perros, hurón, gatos y murciélagos. Para saber si un animal tiene rabia se debe prestar atención a la sintomatología, por ejemplo, si tiene una salivación excesiva, períodos de agresividad e hidrofobia o miedo al agua”, precisa la médico veterinario Aida Mercedes.

La rabia es una enfermedad desatendida de poblaciones pobres y vulnerables donde  no se toman medidas para prevenir la transmisión del virus de los perros a los humanos. Los niños de 5 a 14 años son víctimas frecuentes.

Una vez que aparecen los síntomas, la enfermedad es casi siempre mortal. 

La OPS ha dejado claro que hacer campañas anuales de vacunación masiva a perros y gatos es la estrategia más costo-efectiva y con mejores resultados para eliminar este virus.

En países como Estados Unidos no se ha informado de casos de rabia causados por mordidas de perro en muchos años, debido a la vacunación generalizada de animales.

En territorio dominicano se reportó carencias de la vacuna antirrábica canina, entre 2015 y 2016, según informes de la OPS.

En Pedernales, provincia ubicada en el suroeste del país, en la frontera con Haití, el  Ministerio de Salud Pública asegura realizó en los meses agosto y septiembre de 2018 su campaña de vacunación masiva de perros y gatos y además de efectuar un proceso de búsqueda casa por casa de personas que hubieran sido mordidos por perros o gatos.

Las agresiones de animales a las personas son más comunes de lo que se pueda pensar. En 2018, las autoridades de salud reportaron 27,995 episodios de mordedura o agresión animal en el país. La cifra se eleva a 138,028 cuando se suman los casos de los últimos cinco años.

Un informe de la Dirección General de Epidemiología (Digepi), detalla que el Distrito Nacional es donde más casos se registran con un total de 7,593 agresiones en 2018; le siguen las provincias Santo Domingo con 3,484 casos; San Cristóbal con 2,759; Santiago con 2,469 y Puerto Plata con 1,093.

Comportamiento del virus en el cuerpo humano 

El periodo de incubación de la rabia suele ser de 1 a 3 meses, pero puede oscilar entre una semana y un año, dependiendo de factores como la localización del punto de inoculación y la carga vírica.

“Ese virus cuando es depositado en los tejidos del organismo humano viaja al cerebro. Lo hace a través de los nervios periféricos. Si la inoculación del virus ocurrió en la mano, el cuello o la cara el virus llega más rápido al cerebro donde produce lesiones en áreas básicas y funcionales del cerebro que después llevan al paciente al coma, al deterioro de las funciones vitales y a la muerte”, explicó el doctor Clemente Terrero, subdirector del Hospital Robert Reid Cabral.

Las primeras manifestaciones son la fiebre acompañada de dolor o parestesias en el lugar de la herida. La parestesia es una sensación de hormigueo, picor o quemazón inusual o no explicable por otra causa. A medida que el virus se propaga por el sistema nervioso central, se produce una inflamación progresiva del cerebro y la médula espinal que acaba produciendo la muerte.

La enfermedad puede adoptar dos formas:

  • En la primera, la rabia furiosa, los enfermos presentan signos de hiperactividad, excitación, hidrofobia (miedo al agua) y, a veces, aerofobia (miedo a las corrientes de aire o al aire libre), y la muerte se produce a los pocos días por paro cardiorrespiratorio.
  • La otra forma, la rabia paralítica, representa aproximadamente un 30% de los casos humanos y tiene una evolución menos grave y, por lo general, más prolongada.

Los músculos se van paralizando gradualmente, empezando por los más cercanos a la mordedura o el arañazo. El paciente va entrando en coma lentamente y acaba falleciendo. A menudo, la forma paralítica no se diagnostica correctamente, lo cual contribuye a la subnotificación de la enfermedad.

Importante: Profilaxis postexposición

Después de una mordedura se recomienda lavar la herida de inmediato. El objetivo es impedir que la infección entre en el sistema nervioso central, lo cual provocaría la muerte inmediata. Esta limpieza consiste en:

  • La limpieza a fondo y el tratamiento local de la herida tan pronto como sea posible después de la exposición
  • La aplicación de una vacuna antirrábica potente y eficaz conforme a las normas de la OMS
  • La administración de inmunoglobulina antirrábica, si está indicado.

El tratamiento eficaz inmediatamente después de la exposición puede evitar la aparición de los síntomas y la muerte.

La OMS, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Alianza Mundial para el Control de la Rabia (GARC) han establecido la colaboración mundial «Unidos contra la Rabia» para elaborar una estrategia común destinada a lograr que, para 2030, no haya ninguna muerte humana por rabia. Esperemos que República Dominicana se sume a este objetivo.

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