Un asesinato ha causado gran consternación en Reino Unido. El caso es el de Ashley Wadsworth, una joven de 19 años que llegó al país proveniente de Canadá ilusionada con encontrarse con el amor de su vida, a quien había conocido a través de una app de citas y terminó asesinada en manos de ese mismo “match” fatídico.

De acuerdo con los reportes de prensa, el presunto asesino de Ashley es Jack Sepple, un joven de 23 años que cruzó sus destinos con la joven canadiense a través de una app de citas y un inocente “match”.

Ambos empezaron una relación a través del chat y con el tiempo se enamoraron, hasta el punto que la joven habría viajado de Canadá a Reino Unido en noviembre del año pasado con una visa de turista y desde su llegada empezó a convivir con Sepple en su apartamento de Chelmsford, en la región de Essex, Inglaterra.

Todo parecía marchar bien, y a juzgar por sus publicaciones en redes sociales la pareja disfrutaba de los viajes juntos en los lugares emblemáticos de la isla británica, como el Palacio de Buckingham o la Torre de Londres.

Sin embargo, el 1 de febrero los vecinos de la pareja escucharon fuertes gritos y golpes que venían del apartamento de los jóvenes alrededor de las 4 de la tarde, por lo que decidieron llamar a la policía. Al llegar las autoridades encontraron el cuerpo sin vida de la joven, con claros signos de violencia física.

Aunque los paramédicos trataron de reanimarla, Ashley murió en la escena del crimen. La joven estaba a punto de regresar a Canadá: tenía un vuelo tan solo dos días después.

Jack fue capturado en ese momento y llevado a comparecer ante el Tribunal de la Corona de Chelmsford el pasado viernes.

Durante la audiencia se dijo al tribunal que el sospechoso fue encontrado en una cama junto al cuerpo de Ashley cuando llegó la policía. Sepple no habló sino para confirmar su nombre. El juicio fue citado para el 5 de septiembre y se espera que por lo menos dure tres semanas.

Los familiares de Ashley se despidieron de ella en mensajes de redes sociales. Su hermana, Hailey, le dijo: “Mi pobre hermanita, obtendremos justicia, niña, te amo tanto que te extraño todos los días, tu gran mariquita te ama”.

“He estado tratando de pensar en palabras durante horas. Escribí una publicación y luego la borré. Porque nada de lo que diga te traerá de regreso”, dijo por su parte su amiga Larissa Kontos.

“Extrañaré nuestras conversaciones, ¡siempre me enviaste mensajes diciéndome lo más nuevo que viste sobre cómo una persona puede quedar embarazada! ¡Extrañaré ver tu sonrisa y tu hermoso rostro! Muchos realmente te extrañarán. Brilla intensamente como una niña”, agregó.

La tía abuela de Ashley, Tova Wadsworth, dijo: “Ashley era una joven hermosa y llena de amor y bondad para todos en su vida.

En los días posteriores a la noticia de la muerte de Ashley, la comunidad de Chelmsford se ha unido para presentar sus respetos y llorar, organizando sentidas vigilias en su honor.

Pero en el extranjero, donde la familia cercana y los amigos de Ashley viven en Vernon, Columbia Británica, Canadá, también están tratando de lidiar con su muerte.

Daniel Seaman, de 20 años, de Utah, EEUU, escuchó por primera vez que Ashley había muerto por mensaje de texto ese fatídico martes por la noche. “Era difícil respirar y no sabía qué hacer”, dijo.

Daniel conoció a Ashley por primera vez en febrero de 2021, hace exactamente un año, a través de un amigo en común en Vernon.

Pero los sueños de Ashley siempre fueron salir del pequeño pueblo y “mudarse a donde estaba la emoción”, dijo.

La noticia de la trágica muerte de Ashley ha golpeado duramente a la comunidad, particularmente entre su congregación en Kelowna, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

En medio de la devastación, Daniel desea que la gente sepa quién era Ashley, en lugar del “horror de su muerte”. “Ashley era divertida, enérgica, amable y dedicada”, dijo.

Daniel agregó: “Su familia es muy querida y apoyada, y estamos orando por ellos y enviándoles todo el amor que podemos. Su hermana Hailey, que estaba tan cerca de ella, parece estar lidiando lo mejor que puede con la terrible noticia”.

Tras conocerse la noticia se ha lanzado una recaudación de fondos para repatriar el cuerpo de Ashley de Reino Unido hasta Canadá para que pueda ser enterrada cerca de su familia.

La amiga Jadine Wakefield ha creado un GoFundMe para ayudar a llevar a Ashley a casa. “En tiempos de crisis y pérdida, a veces luchamos por encontrar las palabras o lo que podemos hacer para ayudar a nuestros amigos, familiares y seres queridos durante una angustia devastadora”, escribió Wakefield en la página.

El 7 de marzo Jack Sepple tendrá una nueva audiencia donde se espera que se declare culpable del asesinato de la joven. Mientras avanza el caso y se dicta sentencia permanece en prisión preventiva.

Una pesadilla en Colombia

Una historia de amor como de telenovela entre dos jóvenes de diferentes departamentos de Colombia que se conocieron por internet y decidieron casarse, se convirtió en una pesadilla para ambos y sus familias.

A Maryuri Blanco Franco oriunda de Cúcuta, Norte de Santander y Jaír Lara Posada natural del corregimiento Angostura en Zan Zenón (Magdalena), solo les bastó un par de meses para enamorarse y en el altar jurarse amor eterno.

La joven fue quien dio el primer paso de abandonar la casa de sus padres y marcharse a Santa Marta donde estaba radicado el amor de su vida, quien ya había ido a visitarla un par de veces.

Su familia nunca estuvo de acuerdo con esa relación. En un principio pensaron que se trataba de un capricho pasajero de Maryuri, pero se preocuparon cuando anunció que
conformaría un hogar con Jaír en una región lejana y desconocida para ella.

Las opiniones en contra no frenaron a la mujer, que finalmente llegó a la capital del Magdalena para hacer realidad sus sueños con el amor de su vida.

Los dos profesaban la religión cristiana, así que para cumplir el mandato de Dios, se casaron muy pronto en el mes de diciembre de 2019. A la ceremonia no asistieron los familiares de Maryuri que mantenían su negación ante lo que consideraban era una locura producto de la inmadurez.

Aun así en las fotos que publicaron en redes sociales de la boda, a ambos se les notaba muy felices, enamorados y orgullosos de estar juntos.

La comunicación de Maryuri con sus familiares en Cúcuta era casi nula a raíz de la molestia e inconformismo que existía por la pareja que eligió.

Yainny Franco Blanco cree que su hermana no volvió a llamarles porque Jaír se lo prohibía. Su afirmación la sustenta en el hecho de que ella cambió su número y las pocas veces que hablaban era por redes sociales.

“Aunque era inevitable que estuviéramos intranquilos, decidimos no meternos más en sus cosas y que ella misma se diera cuenta que estaba cometiendo un error porque ese hombre no nos daba confianza”, manifestó Yainny.

Comenzó la pesadilla

Ya la familia había decidido no involucrarse en las decisiones de la joven, pero fue inevitable no hacerlo, cuando luego de varias semanas sin saber de la joven, en octubre la vieron en una videollamada que los dejó aterrados y mucho más angustiados.

Maryuri lucía irreconocible, estaba muy baja de peso, tenía ojeras y moretones en el cuerpo.

Los familiares de Jaír le aseguraron que ella venía presentando alteraciones nerviosas y ataques de ansiedad, y se negaba a comer y tampoco podía dormir.

De un momento a otro se ponía a llorar, se desesperaba y se tornaba agresiva, golpeándose y mordiéndose sus labios”, contó su esposo.

Los jóvenes en el mes de mayo se habían ido al corregimiento de Angostura por la pandemia; sin embargo; a principio de noviembre tuvieron que regresar a la ciudad para que la cucuteña recibiera atención médica especializada.

La llevamos inicialmente a una clínica y allí nos dijeron que su enfermedad era psiquiátrica así que la remitimos a un centro médico que tratara esa patología”, narró Jaír.

Los hermanos de Maryuri decidieron igualmente desplazarse a Santa Marta para conocer lo que sucedía. Al verla personalmente se alarmaron porque la joven ya no hablaba y parecía una paciente de una enfermedad terminal.

“Estaba irreconocible, no teníamos duda que algo le habían hecho; Maryuri es una mujer alegre y sana y la querían pasar, primero como enferma de covid y luego como si estuviera loca para desviar lo que realmente sucedió”, dijo otro pariente.

La familia retiró a la joven de la clínica, se la llevaron de la ciudad e instauraron una denuncia penal contra Jair Lara, al tiempo que hicieron pública el estado de salud de la joven y su historia en redes sociales y medios de comunicación de Norte de Santander.

De inmediato la noticia y fotografías de las condiciones que presentaba Maryuri y los señalamientos hacia su esposo y parientes, se hicieron virales.

A Jaír lo acusaron no sólo de abusar sexualmente a su esposa, sino también de maltratarla física y psicológicamente y negarle la alimentación. El mensaje de reflexión de la familia es a que las jóvenes se cuiden de las personas que conocían por internet para que no terminen como Mayruri.

Dichas afirmaciones han provocado una avalancha de ataques y amenazas a Jaír y sus seres queridos.

El joven, quien estudia licenciatura en educación física y tiene 24 años, tuvo que esconderse y cerrar sus redes sociales porque teme por su vida.

Su hermana Saday Lara manifestó que todos en la familia están viviendo un infierno por esta situación.

Por un lado, Jaír permanece deprimido al no saber cómo está su esposa y por otro, sus padres y hermanos tienen miedo de que alguno cumpla una de las tantas advertencias de muerte que le lanzan a diario.

Nuestra principal defensa es la historia clínica que muestra que Maryuri no ha sido violentada ni abusada. Ya el caso está en manos de un abogado que demostrará la inocencia de mi hermano”, expresó Saday.

Los hermanos de Jaír lo han rodeado en este momento, para protegerlo y evitar que por la depresión que sufre pueda atentar contra su propia vida.

Maryuri por su parte viene recibiendo un tratamiento médico en Cúcuta y de acuerdo con su familia presenta una recuperación lenta.

Jóvenes en la red

De acuerdo a una encuesta realizada a 1.111 jóvenes y adolescentes internautas el 47,8% dijo que nunca ha enviado datos personales o imágenes a personas que no conocía en persona. Sin embargo, un 10,7% de los entrevistados dijo hacerlo «regularmente» y un 12,3%, compartía «siempre» esta información con desconocidos. Lo que demuestra lo expuestos que están los menores.

En cuanto a la percepción de los peligros que puede entrañar el uso de internet, los internautas encuestados señalaron como principales riesgos las adicciones (46,9%), el aislamiento social (39,8%) y el ser víctimas de delitos o fraudes (39,8%). El peligro de la pornografía pederasta se situó en un cuarto lugar con un 39,5%, seguido de los problemas de virus informáticos (38,1%) y el contacto con desconocidos (38,1%).