Fuente: Kirsis Díaz/Diario Libre

Belkis Jiménez fue víctima de trata a los 15 años. Mientras buscaba empleo, fue recomendada por una amiga para trabajar en una cafetería ubicada en Navarrete, norte de la República Dominicana.

Al llegar, una red de tratantes le informó que estaba «vendida». Un caso que al parecer es muy común en el país caribeño, pues de acuerdo a una Línea Basal (Primera medición de un proyecto social) realizada en 2009 por el Centro de Orientación e Investigación (COIN) y el Movimiento de Mujeres Unidas (MODEMU) y que nunca fue publicada, un 58% los casos de trata que surgen en el territorio dominicano se producen por engaños de amigas, un 13 % por un hombre que organiza viajes y en un 5% por ciento a través de familiares.

En el caso de Belkis, sin la opción de resistirse, quedó atrapada en aquel burdel que los traficantes hacían pasar por una gallera situada en un lugar inhóspito y solitario de la referida zona dominicana.

«Recuerdo que al lado solo había un matadero y dentro estábamos un grupo de mujeres». Al recordarlo hace una pausa. Para continuar prefiere retirar a los niños, vecinitos que se aproximaron a la puerta carcomida de su vivienda techada de zinc.

«Nos obligaban a acostarnos con los hombres sin darnos un centavo», prosigue. «A las que se oponían, las golpeaban con sillas, palos, todo lo tengo grabado en la mente, eran muchos los maltratos, a las mujeres les sacaban los muchachos, ellos tenían un médico para eso. Mientras lo hacían, nos encerraban con candado, pero se oían los gritos, yo me moría de miedo…»

En varias ocasiones, cuenta, que intentó suicidarse. En especial, la primera Navidad que pasó sin su madre. ¿Cuándo volveré a mi casa?, constantemente se preguntaba.

Tras cinco meses encerrada, se enteró de que se había quemado su morada. Recurriendo nuevamente a amenazas de suicidio, los tratantes le permitieron salir a visitarla.

«Quería asegurarme de que mi madre estaba bien, pero al día siguiente regresé por mis propios pies al prostíbulo, me habían advertido que si no regresaba me iban a buscar y a matar».

Durante tres años, Belkis permaneció bajo las garras de la banda, hasta que un hombre que trabajaba en el prostíbulo la ayudó a salir. Sin embargo, 23 años no han sido suficientes para olvidar aquel suceso de acontecimientos sombríos.

Casos siguen vigentes

Lo preocupante es que estos casos de mujeres víctimas de explotación sexual, se continúan presentando tanto en el territorio nacional como en otras naciones. Y es que República Dominicana, es considerada como un proveedor importante de mujeres de este negocio ilícito, el tercero más lucrativo junto al tráfico de drogas y armas, ya que sus ganancias anuales en el mundo se calculan en US$32.000 millones, según el Departamento de Estado de Estados Unidos.

De acuerdo al Informe Global sobre Tráfico de Personas presentado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en 2012, el flujo más prominente de tráfico de personas en América Central y el Caribe provenía de República Dominicana.

Según este reporte, las víctimas dominicanas detectadas han sido repatriadas de 18 países alrededor del mundo, principalmente de América y Europa, donde entre 2007 y 2010 representaron un 1% de las mujeres encontradas en el Oeste de Europa central y alrededor del 3% de las halladas en Las Américas.

Datos recientes de la Procuraduría Especializada contra el Tráfico ilícito de Migrantes y Trata de Personas, destaca que durante el año 2013 en el país se identificó 52 casos de trata de personas, de los cuales 25 fueron judicializados y 27 están bajo investigación.De la totalidad de los casos de trata detectados, 13 corresponden a víctimas de explotación sexual donde fueron encontradas 31 mujeres. De esta cantidad, siete eran explotadas en el país, incluyendo una menor de 7 años, y 25 en el extranjero. Muchos de estos casos fueron conocidos por las autoridades a través de 18 llamadas que recibieron este año de personas que denunciaron la situación.

Según este informe de la Procuraduría, Haití fue el lugar donde se encontró el mayor número de víctimas. A esta y otras naciones como Suiza, Argentina, Trinidad y Tobago, muchas dominicanas se trasladan con ofertas de trabajo que les garantizan una mejor calidad de vida. A veces viajan engañadas y en ocasiones con conocimiento de que trabajarán en la prostitución, lo que nunca se imaginan es la situación de maltrato que enfrentarán.

Víctimas en el exterior

A Minerva y María (nombres ficticios) por ejemplo, al llegar a territorio haitiano los tratantes, en este caso una pareja de esposos, no se conformaron con quitarles sus documentos, pues frente a la puerta del prostíbulo, les colocaron cuatro guardianes que les restringían el derecho de retornar a sus hogares.

«Ellos le pagaban a uno dizque quincenal y siempre nos mantenían en deuda, por cualquier cosa uno tenía que pagar 30 y 40 dólares, o sea ellos quieren que uno se mantenga en deuda para que uno no pueda salir», expresó María.

Según la declaración de Minerva y María, la oferta que les hicieron para ir a trabajar a Haití, consistía en el pago de 200 dólares semanales o quincenales, 50 dólares por salida, 10 por bailes privados, un por ciento de los tragos que el cliente consumiera, adelanto de dinero para enviarle a sus familiares y la cobertura de su pasaje de viaje.

«No recibimos ninguno de los pagos quincenales, teníamos que pagar 400 dólares mensuales por la habitación, nos exigieron 200 dólares por un viaje en guagua que realizamos, si pagábamos la deuda antes, teníamos que pagar 400 por incumplimiento de contrato y diez dólares por un seguro médico que nunca usamos», explicó Minerva.

«La mayoría de los casos pasa así, la mujer sale con un hombre y una parte es para ella y la otra para la casa, mientras, van acumulando tickets de comida, vivienda, que se los descuentan en el pago quincenal o mensual, porque las mujeres deben costearse su vida en ese lugar», confirmó Jonathan Baró, director de la Procuraduría Especializada contra el Tráfico ilícito de Migrantes y Trata de Personas.

Durante el tiempo que estuvieron en Haití, Minerva y María nunca enviaron dinero a su familia, cuentan además que la comunicación con ellos se les hizo complicada.

«A los tres días de estar allá una muchacha me vio gritando desesperada y me regaló 100 monedas haitianas que es el dinero de allá, con eso compré una tarjeta para llamar a mi hijo», destacó Minerva.

El contrato que mencionan, dicen que se lo hicieron firmar sin entender las informaciones que contenía ya que estaba escrito en creole, idioma haitiano, luego se dieron cuenta que no les favorecía.

Para tener una idea del contenido que los tratantes colocan en estos contratos que la gran mayoría de las víctimas mencionan en sus historias, una fuente suministró a Diariolibre.com, la copia de uno de ellos. En este se puede apreciar cómo incluyen hasta la copia de la cédula de identidad de la víctima, como si se tratase de un acuerdo legal.

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Un trauma que marca

Las víctimas de este delito enfrentan traumas tan terribles que van desde la desconfianza, trastornos de ansiedad, alta dependencia a las drogas, delirios de persecución hasta la esquizofrenia.

«Pero normalmente presentan autoestima muy baja a nivel psicológico, porque cuando tú eres forzada a tener relaciones con una persona que tu no quieres y no puedes hacer nada tu autoestima no queda igual, porque tu amor propio, tu percepción de ti misma cambia», explicó María Esther Carbuccia, psicóloga del Centro de Orientación e Investigación Integral (COIN), institución que en República Dominicana recibe la mayor cantidad de víctimas de trata para darle asistencia.

Carbuccia destaca que por mes este centro recibe entre tres y cinco víctimas de trata por explotación sexual, es decir, entre 36 y 60 víctimas por año, una cantidad preocupante y que considera pudiera ser mayor si se denunciara.

«El problema es que generalmente esta problemática no se visibiliza, la gente lo ve como una estafa, sino que le fue mal en el viaje y no busca ayuda», precisó la especialista de la conducta humana.

Resaltó que uno de los problemas que presenta el tema de la trata en el país, es el alto nivel de la tasa de deserción de las citas para asistencia sicológicas.

«La mayoría de las víctimas viven lejos y no tienen  dinero para costear el transporte, si no lo costeamos ellas no vienen, entonces los procesos se quedan en tres y cuatro visitas», añadió.

Una cantidad de terapias que asegura no es suficiente y que provoca que el Estado vaya acumulando mujeres con traumas mentales delicados.

Cómo captan víctimas los tratantes 

De acuerdo a declaraciones del magistrado Jonathan Baró, algunas de las maniobras que utilizan los tratantes para reclutar a las mujeres son ofertas de empleos en clasificados de periódicos, correos electrónicos y redes sociales, donde normalmente solicitan camareras y modelos. También hacen uso de reclutadores y raptos.

En otras ocasiones envían propuestas de matrimonios a través de terceros, ofertas para trabajar como amas de casa en el extranjero.

«Muchas veces en los periódicos solicitan chicas de buena presencia para trabajar en un lugar como camarera, secretaria o se la llevan al extranjero y cuando llegan es otro tipo de trabajo», explicó el magistrado Baró, quien solicitó a las mujeres estar atentas para prevenir caer en estas redes.

Pobreza, principal característica de las víctimas

Mujeres y menores con grandes necesidades económicas y de empleo son las principales características que los tratantes identifican para realizar su listado de víctimas.

«Una de las estrategias más utilizadas por las redes de tratantes es poner el anzuelo del trabajo por eso, al 93% de las víctimas de trata interna le ofrecieron el viaje, sin embargo, el 98% asegura que no conocía las condiciones que posteriormente les fueron impuestas en el lugar de trabajo», explica Liyana Pavón, representante del COIN, quien basa su declaración en los datos obtenidos en la citada línea basal y a su experiencia con víctimas de trata.

«De las mujeres entrevistada en este estudio, 46 mujeres tenían edades entre 16 a 20 años, 31 correspondían a mujeres con 21 a 25 años, 22 tenían entre 26 a 30 años, 17 entre 11 y 15 años y el menor porcentaje 11 de 31 a 35 años», agregó Pavón.

De acuerdo a este estudio, solo el 14 % de las víctimas llegó a cuarto de bachillerato, un 48 % hizo cursos técnicos y un 78 % tiene hijos.

Zonas en las que han sido tratadas

Los puntos turísticos del país son los más utilizados por esas redes criminales de trata humana para explotar sexualmente a sus víctimas. De acuerdo a la Línea Basal, Bávaro es el que presenta el mayor número de los casos.

Este informe preliminar indica que de 221 casos de trata a dominicanas identificados, 127 corresponde a trata interna.

«De esa cantidad, 100 % fue engañada o explotada, 96.9 fue obligada a prostituirse, 93.8 vivía en el lugar donde trabajaba, 90.7 tiene o tenía miedo de que le hicieran daño a ella o a su familia, 87. 6 alguna vez la encerraron, le pegaron o maltrataron, 71. 3 tenía compromisos que le obligaban a quedarse, 60.9 recibía amenazas para permanecer, 39.7 tenía deudas relacionadas con el viaje», precisa Pavon.

Acciones del Gobierno contra este flagelo

En la actualidad, República Dominicana cuenta con un marco jurídico formado por normativas específicas como la Constitución de la República y la Ley No.137-03, la Ley No.285-04 y la Ley No.01-12 de la Estrategia Nacional de Desarrollo a 2030. En torno a ello, se han creado diversas instancias entre cuyas especificidades se incluye el mandato de prevenir, combatir y erradicar estos flagelos. En cuanto al vínculo internacional, en 2006 el país ratificó la Convención de las Naciones Unidades contra la Delincuencia Organizada Transnacional; en 2007 el Protocolo contra el Tráfico Ilícito de Migrantes por Tierra, Mar y Agua, y en 2008 el Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente mujeres y niños.

Sin embargo, todavía el alcance de los niveles de intervención no se corresponde con el compromiso establecido en la legislación ni con la magnitud que se le atribuye al problema, pues de acuerdo a datos recogidos por la investigadora Cristina Sánchez y publicados en su informe de 2012, la atención a estos casos es precaria, la persecución es limitada y la prevención es casi inexistente.

Hace falta más acción

Sánchez señala que las escasas acciones por parte del Gobierno contra este flagelo, genera sesgos aprovechables por los grupos delictivos organizados para seguir operando el tráfico ilícito y la trata de personas, especialmente de mujeres y niñas.

Con esta declaración coinciden Liyana Pavón, representante legal del COIN y Virgilio Almanzar, presidente de la Comisión de Derechos Humanos, quienes destacan que los casos de trata en el país pudieran reducirse si el Estado cumpliera con los compromisos adoptado en torno al tema.

«Tenemos un Plan Nacional contra la Trata de Personas 2009-2014 y estamos a inicio del 2014 y aún no tenemos presupuesto para la ejecución de ese Plan», destacó Pavón.

Mientras que para Virgilio Almanzar, la trata es un mercado de seres humanos que debe ser perseguido y sancionado con más rigor por las autoridades.

«Es penoso que hombres, mujeres y niños sean usado en una acción donde se venden los seres humanos y se coloca el dinero por encima de ellos y lo peor de todo es que se hace a la vista de las autoridades», enfatizó.

Citó el caso de Boca Chica, donde asegura, hay trata de seres humanos a la vista de todo el mundo, niños y niñas que son ofrecidos a turistas, también trabajadores sexuales de ambos sexos y a su juicio es muy poco lo que se hace pues «rara vez los autores son sometidos a la justicia y cuando lo hacen, pocas veces concluyen con sentencias favorables para los afectados».

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