Haití tiene una de las tasas más altas de secuestro en el mundo. Durante el año 2021, se convirtió en el país con la mayor tasa de secuestros per cápita con 949 casos en esos doce meses.

Un caso reciente, fue el de 12 misioneros secuestrados en Haití que lograron huir de sus captores a finales de diciembre de 2021.

Formaban parte del grupo de 17 misioneros secuestrados por la banda 400 Mawozo en la capital Puerto Príncipe el 16 de octubre.

La pandilla había pedido un millón de dólares por rehén. No está claro si se le llegó a pagar.

Misioneros secuestrados en Haití y huyeron.

Los misioneros estuvieron en manos de los secuestradores hasta que encontraron «el momento perfecto» para escapar. Hallaron la forma de abrir una puerta que estaba cerrada y bloqueada, se dirigieron silenciosamente al camino que habían elegido seguir y abandonaron el lugar».

Tras evadir a «numerosos vigilantes», el grupo se dirigió hacia la montaña, «guiándose por las estrellas».

El grupo incluía una pareja casada, una bebé de 10 meses y dos adolescentes de 14 y 15 años. También habían cuatro hombres y dos mujeres adultos.

Se desplazaron a través de «bosques y matorrales, evadiendo espinos y zarzas. La bebé de 10 meses fue envuelta en ropa para protegerla de las espinas.

Cerca del amanecer, encontraron a una persona con un teléfono que les asistió llamando a las autoridades.

Poco después, el grupo fue llevado a Florida en un vuelo de la Guardia Costera de Estados Unidos, según un portavoz de la organización a la que pertenecen, Christian Aid Ministries (CAM).

Una historia de secuestros

Durante el año 2020 esos números fueron de 796 casos, la muestra más fuerte de la instalación “de una industria de la criminalidad”.

En enero de este 2022 la mala suerte le tocó a un camionero dominicano y a su pareja, que escaparon milagrosamente luego de sufrir un accidente de tránsito.

“Nacimos ese día. No sé de dónde obtuve fuerzas para correr. De verdad que no lo sé, pero Dios permitió que sobreviviéramos al accidente y los disparos que nos hicieron”, narró la joven Adriana Gómez, ya en suelo dominicano tras lograr escapar del intento.

Situación crítica similar vivieron dos choferes de camiones dominicanos en octubre del año 2021, cuando la entidad a la que pertenecen en el país, Fenatrado, denunció su desaparición. Se trataba de Joel Pineda y Luis Díaz.

Un caso muy recordado en República Dominicana, fue el de los hermanos dominicanos Michael Enrique y Antonio Gerer Campusano Féliz, quienes fueron liberados tras seis días de haber sido secuestrados en Haití. Estos junto al estudiante haitiano Junior Albert Augusma, fueron secuestrados cuando iban en un convoy de vehículos, en el viaje de regreso a Puerto Príncipe tras rodar escenas para una película en la ciudad de Jacmel, en la costa caribeña de Haití.

Hermanos dominicanos secuestrados

Otros casos recientes han sido el de la exprimera Dama de Haití, Solange Lafontant, la viuda del fenecido presidente René Preval, y el del periodista Alexander Galvez, corresponsal en el país vecino de la cadena de televisión Telemicro, en República Dominicana.

En abril de 201, la banda llamada 400 Mawozo secuestró a 10 personas en el mismo distrito de Croix-des-Bouquets donde los miembros de CAM fueron raptados.

Entre esas 10 personas se encontraban siete miembros del clero católico incluyendo a dos ciudadanos franceses. El grupo fue finalmente liberado a fines de abril. Los secuestradores exigieron un rescate millonario, pero se desconoce si se pagó.

Precisamente es esa la pandilla que tiene bajo secuestro al diplomático dominicano Carlos Guillén Tatis, consejero agrícola y comercial de República Dominicana en Haití.

El diplomático dominicano fue secuestrado el pasado viernes alrededor del mediodía en el área de Croix-des-Bouquets, mientras se dirigía a la ciudad de Jimaní para disfrutar del feriado por el día del trabajador en República Dominicana.

El embajador en Haití, Faruk Miguel, pidió una inmediata investigación y su liberación “sano y salvo”.

Qué se sabe de 400 Mawozo

La gran mayoría de los secuestros que han ocurrido en el país en los últimos tiempos fueron perpetrados por esta banda.

El grupo, cuyo nombre en español significa «los 400 hombres inexpertos», opera en el distrito en el este de Puerto Príncipe, donde frecuentemente ejecutan secuestros, robo de vehículos y extorsión a empresarios, según las autoridades haitianas.

Este grupo criminal es uno de los alrededor de 150 que cada día atemorizan la capital haitiana.

Son bandas que han ganado más terreno aprovechando la delicada situación del país más pobre del hemisferio occidental.

La fragilidad de las instituciones y la crisis política agravada por el asesinato en julio de 2021 del presidente Jovenel Moïse ha generado un caldo de cultivo aún mayor para el empoderamiento de estas pandillas.

Cada banda opera en barrios y distritos diferentes, y con frecuencia pelean unas contra otras para hacerse con el control de varias actividades criminales.

Solo en Puerto Príncipe, la presencia de estas pandillas ha forzado la huida de casi 20.000 ciudadanos de sus casas y ha generado caos en los servicios públicos.

Algunas de estas bandas han formado alianzas y creado organizaciones más poderosas, notoriamente la llamada «G9 y Familia», descrita como «una federación criminal» de nueve de las bandas más fuertes de Puerto Príncipe.

Según informes, la mayoría de las mujeres secuestradas son abusadas sexualmente por los miembros de esta banda.

Modus operandi

Las víctimas de los secuestros suelen ser tanto haitianos como extranjeros y por ellos se piden rescates que muchas veces superan las ganancias anuales de un haitiano medio.

Uno de los modus operandi de 400 Mawozo es el secuestro colectivo tanto de vehículos privados como públicos.

Hace casi un año, la policía haitiana emitió una orden de captura para un hombre llamado Wilson Joseph, supuesto líder de 400 Mawozo.

La orden atribuía a Joseph los cargos de homicidio, intento de asesinato, secuestro, robo de autos y rapto de camiones con mercancías.

Al supuesto líder también se le conoce con el sobrenombre de «Lanmò Sanjou», que significa «la muerte sin día».

La obtención de dinero a cambio de rescates, extorsiones, venta de drogas y tráfico de armas son considerados los principales motivos detrás de la ofensiva de las pandillas haitianas.

Sin embargo, algunos analistas también han vinculado esta escalada de crimen con la turbulenta clase política.

En julio, un informe gubernamental decía que existían «cuestiones políticas y electorales» detrás de la violencia.

«Ciertos partidos políticos establecen redes de clientela con grupos armados para acceder al poder o mantenerlo», de acuerdo a un fragmento del informe.

Medios de comunicación de Haití también han reportado testimonios que denuncian que algunos de lo perpetradores de los secuestros han usado vehículos registrados como gubernamentales.

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