Este 25 de diciembre, en su tradicional mensaje navideño, el Papa Francisco pidió: “Que en esta Navidad redescubramos los nexos de fraternidad que nos unen como seres humanos y vinculan a todos los pueblos”.

Dirigiéndose a los fieles de Roma, a los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, y a todas las personas de todas las partes del mundo que siguieron a través de los medios de comunicación este mensaje, el Santo Padre les renovó el gozoso anuncio de Belén: “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”. 

Pero, ¿qué nos dice este Niño, que nos ha nacido de la Virgen María? ¿Cuál es el mensaje universal de la Navidad? Nos dice que Dios es Padre bueno y nosotros somos todos hermanos, precisó el Pontífice.

Destaca que sin la fraternidad que “Jesucristo nos ha dado, nuestros esfuerzos por un mundo más justo no llegarían muy lejos, e incluso los mejores proyectos corren el riesgo de convertirse en estructuras sin espíritu”.

Por eso, mi deseo de feliz Navidad, indicó el Papa Francisco,  es un deseo de fraternidad.

“Fraternidad entre personas de toda nación y cultura. Fraternidad entre personas con ideas diferentes, pero capaces de respetarse y de escuchar al otro. Fraternidad entre personas de diversas religiones. Jesús ha venido a revelar el rostro de Dios a todos aquellos que lo buscan”, sostuvo.

Dijo que el rostro de Dios se ha manifestado en un rostro humano concreto.

“No apareció como un ángel, sino como un hombre, nacido en un tiempo y un lugar. Así, con su encarnación, el Hijo de Dios nos indica que la salvación pasa a través del amor, la acogida y el respeto de nuestra pobre humanidad, que todos compartimos en una gran variedad de etnias, de lenguas, de culturas…, pero todos hermanos en humanidad”, indicó.